Lázaro Rosa-Violán

Founder & Creative Director at
Lázaro Rosa Violán Studio

Nacido en Tánger, Lázaro Rosa-Violán creció entre Bilbao, Madrid y Barcelona, y hoy reparte su
vida entre estas ciudades y un avión. Aun así, se declara barcelonés de corazón. Hijo y nieto de
catalanes, desde muy joven demostró una inquietud creativa que lo llevó, con tan solo 8 años,
a asistir como oyente a la Academia de Bellas Artes, compaginando su formación académica
con su pasión por la pintura, disciplina con la que llegó a exponer por primera vez en Bruselas.

Su etapa en Bilbao, lo conectó con un entorno donde las casas contaban historias. La
elegancia, la tradición y cierto aire de teatralidad impregnaban ese estilo de vida, despertando
en él su fascinación por la estética y el arte de transformar espacios. Esta sensibilidad crecería
aún más durante sus años en Madrid y Barcelona, donde comenzó su acercamiento a la
arquitectura, una influencia clave en su desarrollo artístico.

Con 23 años se trasladó a París para continuar pintando y ampliar su formación. Allí compaginó
su estancia con veranos en la campiña del norte de Inglaterra y en Londres, donde completó
estudios en la Central Saint Martins, una escuela que en aquel momento ofrecía un enfoque
artístico y creativo de la arquitectura y el diseño. Fue el primero de su familia en emprender
una carrera artística.

A lo largo de los años, no solo profundizó en su formación como artista plástico, sino que
también exploró otras disciplinas como la arquitectura, el diseño gráfico, la iluminación, el
mobiliario y el arte mural. Su curiosidad y sensibilidad lo impulsaron a observar no solo cómo
se ven los espacios, sino cómo se viven. Ese impulso lo condujo de forma natural hacia el
interiorismo.

Viajero empedernido, amante de la música, los libros antiguos, las telas, los objetos con
historia y los mercados donde se pierde durante horas, Lázaro colecciona experiencias que
transforma en inspiración. En su tiempo libre disfruta del mar, de pasear con sus perros, de
cocinar para amigos y de las conversaciones sin prisa. Le fascinan los oficios, la tradición bien
hecha, lo imperfecto con alma. Se considera más observador que hablador, más intuitivo que
racional. Se define por su versatilidad, su capacidad de adaptarse a cada contexto; para él, el
verdadero lujo radica en la autenticidad y la belleza inesperada.

Aunque es una figura reconocida en el mundo del diseño, su carrera está guiada por el
instinto, la cultura y la sensibilidad. Pero Lázaro es mucho más que un interiorista: es un
narrador visual, un creador de atmósferas, capaz de encontrar belleza donde otros no la ven.

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